
¿Qué es para mí la Educación Alimentaria?
24 de febrero de 2025Si ya has leído algunas de mis entradas anteriores, como ¿Qué es para mí la educación alimentaria?o Hoy quiero contarte quién soy y por qué estoy aquí, sabrás que mi enfoque en la nutrición va mucho más allá de contar calorías o dar listas de alimentos. Creo en la educación alimentaria como una herramienta clave para ayudar a las familias a construir hábitos saludables sin presión ni culpa.
Desde siempre, he sentido una gran curiosidad por la relación entre la alimentación y la infancia. Como madre y nutricionista, he vivido de cerca las preocupaciones de muchas familias sobre la comida de sus hijos. ¿Estarán comiendo lo suficiente? ¿Por qué rechazan ciertos alimentos? ¿Cómo podemos ayudarles a desarrollar hábitos saludables sin forzarlos? Estas preguntas fueron el punto de partida de mi Trabajo de Fin de Máster (TFM), donde exploré cómo los estilos de crianza influyen en la conducta alimentaria infantil.
Mi objetivo con este estudio no era solo aportar información académica, sino brindar herramientas prácticas a las familias. La alimentación no es solo qué comemos, sino también cómo la vivimos en casa, y quería descubrir qué estrategias pueden ayudar a que los niños crezcan con una relación positiva con la comida.
Cómo los estilos de crianza influyen en la conducta alimentaria infantil
La forma en que criamos a nuestros hijos impacta en muchos aspectos de su vida, y la alimentación no es la excepción. Estudios recientes muestran que el estilo de crianza de los padres puede ser determinante en la relación que los niños desarrollan con la comida, influyendo en sus hábitos alimentarios desde la primera infancia.
¿Por qué es importante la conducta alimentaria en la infancia?

La infancia es una etapa crucial para la formación de hábitos alimentarios saludables. Durante los primeros cinco años, los niños no solo aprenden a identificar sabores y texturas, sino que también comienzan a desarrollar una relación emocional con la comida. En este proceso, el entorno familiar juega un papel clave, ya que los padres no solo proporcionan los alimentos, sino que también modelan las conductas alimentarias a través de sus propias elecciones y actitudes frente a la comida.
Tipos de estilos de crianza y su impacto en la alimentación
Los estilos de crianza se dividen generalmente en cuatro tipos:
Autoritario: – Reglas estrictas y poca flexibilidad. – Los padres controlan la alimentación sin permitir que el niño tome decisiones. | Según los estudios, este estilo puede generar una relación negativa con la comida, aumentando el riesgo de alimentación emocional y problemas de sobrealimentación o rechazo a ciertos alimentos. |
Con autoridad (autorítativo): – Establecen normas claras, pero con flexibilidad y diálogo. – Los niños son guiados para que tomen decisiones saludables. | Fomenta una mayor autonomía y una mejor calidad de la dieta. |
Permisivo: – Ausencia de reglas claras. – El niño decide completamente qué y cuándo comer. | Esto puede llevar a una dieta desequilibrada, con preferencia por alimentos ultraprocesados. |
Negligente o indulgente: Es el estilo menos estructurado, donde los padres no muestran interés por la alimentación del niño. | Se ha observado que los niños criados bajo este modelo tienen más probabilidades de desarrollar problemas de alimentación y salud a largo plazo. |
Comer en familia: un factor clave
La frecuencia con la que una familia se sienta junta a comer también influye en la conducta alimentaria infantil. Los estudios demuestran que los niños que participan en comidas familiares regulares tienen una mejor calidad de dieta, consumen más frutas y verduras y son menos propensos a desarrollar trastornos alimentarios.
Consejos para fomentar una alimentación saludable desde la crianza
- Establecer rutinas y estructuras en las comidas: Comer en horarios regulares ayuda a los niños a regular su apetito y aprender a identificar las señales de hambre y saciedad.
- Ofrecer variedad sin presionar: Exponer a los niños a diferentes alimentos sin obligarlos a comer fomenta la aceptación gradual.
- Evitar el uso de la comida como castigo o recompensa: Asociar la comida con emociones negativas o premios puede generar una relación poco saludable con la alimentación.
- Predicar con el ejemplo: Los niños imitan lo que ven. Si los padres tienen una alimentación equilibrada y disfrutan de los alimentos saludables, los niños estarán más dispuestos a probarlos.
«No se trata solo de qué comen, sino de cómo lo aprenden»
Conclusión
El estilo de crianza no solo afecta el comportamiento de los niños, sino también su relación con la comida. Adoptar un enfoque equilibrado, donde se combine estructura con flexibilidad y apoyo, es la clave para fomentar hábitos alimentarios saludables y sostenibles. Comer en familia y brindar un ambiente positivo en torno a la comida ayudará a los niños a crecer con una relación sana y respetuosa con la alimentación.
Como padres, tenemos el poder de influir en la relación de nuestros hijos con la comida. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia. ¿Por qué no empezar hoy con una comida en familia sin distracciones? Reflexiona sobre tu estilo de crianza y prueba estrategias que fomenten una relación saludable con la alimentación. ¡Comparte tus experiencias y dudas en los comentarios, o contáctame para más consejos personalizados!